Al igual que la gran mayoría de ciudades de América Latina y el Caribe, Quito no cuenta con un sistema formal de recolección selectiva de residuos sólidos para su posterior reciclaje. Más de dos mil toneladas de residuos sólidos al día son recolectadas por la Empresa Pública Metropolitana de Aseo (Emaseo), que los traslada hacia las dos estaciones de transferencia y relleno sanitario que posee la ciudad.
En total, en Ecuador se generan aproximadamente cinco millones de toneladas de residuos sólidos al año. De esos, el 56,6% es orgánico, el resto está compuesto por otros materiales distribuidos de la siguiente manera: el 11,1% por diversos plásticos, el 9,32% papel o cartón, el 3,5% metal, 2,88% vidrio, y el restante 16,62% es catalogado como “otros”, entre los que están desechos sanitarios, madera, textiles, entre otros.
Los residuos en Quito
En Quito, cada persona genera un promedio de 0,85 kilogramos de desechos al día. Es decir, casi dos libras de residuos sólidos al día. Esta cifra es muy cercana a la media regional de 0,87 kilogramos por día, y está por encima del mundial de 0,74 kilogramos día.
En 2020, 694.687 toneladas ingresaron a las dos estaciones de transferencia de Quito. Una vez compactados, estos residuos fueron transportados hacia el relleno sanitario —ubicado en El Inga— por la Empresa Pública Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (EMGIRS) para su disposición final. Así funciona el proceso cada año.
Ya que Quito no tiene un sistema de recolección selectiva de residuos para reciclaje de manera formal, la recuperación de desechos potencialmente reciclables es realizada por recicladores de base de manera informal. Es decir, por personas individuales o por grupos —familiares o asociaciones— que recolectan, seleccionan y venden materiales reciclables que provienen del flujo de residuos sólidos municipal.
Así trabajan los recicladores de base
En Ecuador no se cuenta con un censo de recicladores de base. Sin embargo, la Red Nacional de Recicladores del Ecuador (RENAREC) estima que hay aproximadamente 20 mil personas que se dedican a esta labor. En 2014, estas personas recolectaron un aproximado de 124.855 toneladas de residuos, que equivalen al 51% del total de residuos reciclados en el país.
Solo en Quito trabajan aproximadamente 3.400 recicladores de base, que en su gran mayoría —un 70%— son mujeres. En 2014 ellas recolectaron un aproximado de 45 mil toneladas de desechos.
Está claro que el reciclaje en Ecuador y en la ciudad de Quito no sería posible sin la labor de este sector popular que, a pesar de su importancia en la cadena de reciclaje, no ha sido incluido social y económicamente en los sistemas municipales de recolección de residuos sólidos.
Sin embargo, esta importante labor para el beneficio ambiental y productivo se realiza bajo condiciones precarias de seguridad laboral y cadenas de explotación. Esas condiciones impactan en la gran mayoría a los y las trabajadores del sector informal.
Las recicladoras hacen un trabajo que beneficia a los municipios y a las empresas pero a pesar de eso, no tienen derechos laborales. Fotografía cortesía de Latitud R.
Algunos programas de recolección, explicados
Desde 2010, el municipio de Quito ha reconocido este hecho al iniciar un programa de recolección selectiva con inclusión social y económica de recicladores de base en ciertos barrios de la ciudad. Aunque todavía es incipiente, esta iniciativa de reciclaje inclusivo recupera un aproximado de 260 toneladas al mes, según la Gerencia de EMASEO. Ese es un monto cercano al 2% del total de desechos generados.
Asimismo, en 2020, la Secretaría de Ambiente dijo que se ha formalizado la labor y la organización de 90 recicladores de base, los cuales organizan su trabajo a partir de cuatro Centros de Educación y Gestión Ambiental Municipales (CEGAM).
Objetivos pendientes
A pesar de que en Quito se han iniciado proyectos de separación en la fuente y recolección diferenciada con la inclusión de recicladores de base, aún no se ha logrado un crecimiento significativo y sostenible a nivel distrital.
El actual Plan Maestro de Gestión Integral de Residuos Sólidos de Quito tiene como meta hasta el año 2025 recuperar el 25% de residuos para su reciclaje y compostaje. Además, el plan plantea la inclusión social y económica del 50% de recicladores de base. Esa es una hoja de ruta para el fortalecimiento de la gestión integral de residuos sólidos (GIRS) —que consiste en la separación de los residuos en la fuente, la recolección diferenciada, la clasificación y el aprovechamiento de los materiales reciclables y su disposición final.
El reciclaje inclusivo requiere de voluntad política y recursos económicos para su implementación sostenida. Sin embargo, esos elementos no se han visto públicamente desde el lanzamiento del Plan Maestro en 2016. El sistema de gestión de los residuos sólidos existente en Quito se ha caracterizado durante décadas por su insuficiencia normativa, técnica, operativa y económica. Por eso las aspiraciones de contar con un sistema GIRS no se han cumplido todavía.
Otros problemas del sistema de recolección
Adicionalmente a los problemas estructurales del sistema GIRS, la pandemia impactó significativamente a la gestión de residuos. En el primer semestre de 2020, ingresaron más de 600 toneladas diarias adicionales a ser tratadas en relleno sanitario. No es de sorprender que el manejo de residuos sólidos se encuentra ubicado como el cuarto problema que más afecta la calidad de vida de los quiteños, según la Encuesta de Percepción Ciudadana de Quito cómo Vamos.
Con el fin de potenciar el reciclaje de residuos inorgánicos y orgánicos urge implementar procesos de separación en la fuente en el sector residencial y comercial. Este proceso presenta una gran oportunidad para la formalización y valoración de la labor de los miles de recicladores de base y gestores ambientales.
El sector productivo debe tomar un rol protagónico en la recuperación de residuos sólidos para su posterior reciclaje. Una de las prioridades en la ciudad debería ser procesos de logística inversa en la que se pueda recuperar empaques y envases, a través de la aplicación del principio de Responsabilidad Extendida del Productor (REP). Es, además, una oportunidad para la redistribución de costos de recolección y tratamiento de los desechos.
También es fundamental el compromiso y participación de la ciudadanía en procesos de reducción, reuso, reciclaje y reconocimiento a la labor de las y los recicladores de base. En la actualidad, las herramientas de innovación social para fortalecer procesos logísticos de recuperación muestran un importante interés y motivación por parte de la ciudadanía. Ese es el caso de la ReciApp creada por el emprendimiento de triple impacto, ReciVeci, que se encarga de conectar a ciudadanos con los recicladores de base de su barrio.
El sistema actual basado en la recolección y el enterramiento de residuos sólidos es caduco en términos ambientales, sociales y económicos. Además, la pandemia del covid-19 ha ahondado aún más la crisis económica en el país, impactando en una mayor vulnerabilidad socioeconómica de las y los actores de la economía popular —como los recicladores de base.
Los procesos de reciclaje informal se han tornado aún más vulnerables. Por eso se requiere acciones efectivas y oportunas para fomentar procesos de separación de residuos sólidos en la fuente, fortalecer el sistema de reciclaje realizado por recicladores de base, e incluir a este grupo social en la cadena formal de la gestión integral de residuos sólidos.
Paula Guerra
Especialista en gestión integral de residuos sólidos y reciclaje inclusivo. Co fundadora de ReciVeci.